
- ¿Aun tienes frio?- Me preguntó entonces.
-¿Que? No.Ya... ya no- respondí, tragando saliva.
Y era cierto. Ya no tenia frio. Ni frio ni calor ni hambre ni sueño ni nada. El sonreía y yo trataba de aprenderme su sonrisa. Luego, por no perder de nuevo el equilibrio me abrazé a su cintura. Cuando apoyo su cabeza en mi HOMBRO , pensé que la felicidad no es algo tan dificil de conseguir como decian los mayores.
qué guay ^^
ResponderEliminarlaura, no sabía que tenías blog, te sigo!